viernes, 2 de noviembre de 2012

hola que tal aki yop recuperandome de mi crisis de internet yuppiiiiiiiiiii ok un resumen de el tiempo sin mi compu:
. yessssssssssssssssssssssssssssssssss 16 16 16 16 16 16 16 16 siiiiiiiiiiiii le saque 16 a sanches yuppyyyy y nisiquiera estudie wiiiiiiiiiiiii
. :( haora saque 06 en contabilidad pero ya me recupera sacando 19 en otro examen
. me encantooooooooooooooooo el video de one direction mi opsecion!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
. alfin vamos a dibujar en la carpeta de artistica
.yeaaaaaaaa tengo 54 seguidores en twitter :D!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 23 de octubre de 2012




 "SUEÑA Y SOLAMENTE CREE EN TI MISMO"


Cuando creas que ya no puedes lograr nada, que tus sueños están muy lejos de hacerse realidad, y tu vida no tiene sentido, ahí es cuando verdaderamente te conectarás con tu paz interior, te encontrarás lleno de paciencia porque crees que tienes todo el tiempo del mundo.
Total, según lo que has pensado, tu vida ya no tiene un objetivo...
Así me siento en este preciso momento, tengo muchos sueños y metas por lograr, pero todo lo que me rodea impide que yo avance. Me hace sentir mal, y también me hace creer que jamás voy a poder progresar y seguiré pensando que mi vida no tiene sentido alguno.
Es decepcionante que cuentes tus objetivos y la gente te diga “soñar no cuesta nada”, realmente no cuesta, pero ¿quién dijo que nuestros sueños no pueden hacerse realidad si soñamos con firmeza, desición y muchas fuerzas?
Cuando alguien te diga que no vas a conseguir tus objetivos, aferrate a eso, llénate de fuerzas y demuéstrale que sí puedes lograr algo si de verdad te lo propones.
Sin más que decir, sigue soñando, no te rindas. No le des interés a las opiniones negativas de los demás, pero sí acuerdate de lo que te hayan dicho, algún día les demostrarás que se equivocaron.
Los soñadores somos así. Nos gusta imaginar, somos creativos. Nos proponemos metas incríbles, vamos a lograrlas, seguro.
Así que, nunca te olvides de una de las acciones más lindas de la vida... SOÑAR.

EL RELATO DE LA WAMBERA: "OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ"


Ojalá estuviera aquí, en el mismo lugar donde nos conocimos, donde me dijiste te quiero.
Aun puedo recordar que mucho antes de hablarte, te había visto afuera de mi casa con tus amigos y simplemente hubo algo que me gusto de ti. Pasó mucho tiempo hasta que te conocí.
Un día cualquiera yo iba con una amiga, tú y ella se conocían, se saludaron y ella nos presentó, ahí empezó una bella amistad que yo desde un principio esperaba que fuera algo más, aunque nunca guardé esperanzas ya que tú eras un muchacho lindo, de ojos café, piel morena y una sonrisa que me encantaba; en cambio yo siempre he sido pequeña, de cabello alborotado y un poco tímida. Los días pasaban, me encantaba salir contigo y con mi amiga, y aunque éramos tres, parecíamos tú y yo solos.
Una noche estando tú, yo y dos amigas más (incluida mi amiga), se les ocurrió un juego y aunque no estaba muy de acuerdo yo acepté. El juego consistía en que cada uno debía responder con la verdad algo que le preguntaran sobre el otro, y como un juego planeado, las que preguntaban eran nuestras amigas, y ahí en ese momento no había vuelta atrás.
Primero te preguntaron a ti si yo te gustaba, no dijiste nada, y yo ya no sabía qué hacer; después me preguntaron a mí si tú me gustabas y el miedo que siempre me ha fastidiado no me dejó responder; pero después de tanto  insistir llegaron las palabras que siempre había querido escuchar de ti, pero no esperaba que fuera en ese momento: “me gustas mucho”. Mi corazón se me quería salir del pecho y no sabía qué decir, hasta que de mi boca salió un: “también me gustas”; pero no sé qué paso y en ese momentome me embargo un gran miedo y simplemente me despedí.
Día tras día ibas a buscarme, a preguntarme si podía salir pero yo por tonta siempre te mentía, te decía que no podía, que mis papas no me dejaban, que tenía muchos deberes que hacer, infinidad de cosas para que no saliéramos, con decirte que cada vez que tocaban el timbre de mi casa o la puerta mi corazón se ponía a mil por hora pensando que eras tú. Y no pasó mucho tiempo para que ocurriera lo que nunca quise que ocurriera, te alejé de mi vida, tras gritarte y tratarte mal sin justificación alguna; ahí en ese momento todo mi mundo se derrumbó, y aunque sabía que había sido culpa mía no lo quería aceptar y no quería pensar que te había alejado de mí, no podía ser que hubiera hecho algo tan estúpido.
Un día simplemente miré tras la ventana, vi un carro de mudanza y te vi ahí, quise salir y decirte que no te fueras, planeé una forma de que me vieras y de alguna manera decirte que te quería mucho, que no te alejaras de mi, pero aunque pasé por tu lado, no tuve la valentía de decírtelo.
Hoy tras seis años de no saber nada de ti, me doy cuenta de que estás en otro país. Mi mente y corazón se ponen en mi contra porque la mente dice que te deje de querer, que te olvide, pero el terco corazón sigue pensando que algún día estarás aquí conmigo, en el mismo lugar donde nos conocimos y me dijiste “TE QUIERO”.


 "ERES EL DUEÑO DE MI CORAZÓN"

Pienso en cada vez que me miras, cuando nuestras miradas se cruzan durante un segundo, solo con ese segundo soy feliz.
Tus ojos me hechizan, eres el único que con mirarme me da un vuelco al corazón, que cuando me miras mis mejillas se sonrojen de un color rojo intenso, que se me dibuje una sonrisa en la boca de tonta enamorada, lo que soy.
Tú me haces notar las mariposas en el estómago, haces que se me iluminen los ojos al pensar en ti, solo eso es amor. AMOR. Eso es lo que siento por ti. Al principio te veía solo como un amigo más, eras nuevo en el instituto y no te conocía. Me caíste muy bien enseguida, eras diferente a los demás, atento en clase, buen compañero, muy amable con todos y siempre tenias una sonrisa para mostrar.
Era lo que más me gustaba de ti, fueron pasando los días y me di cuenta de que empezaba a sentir algo por ti, algo diferente, algo que nunca había sentido por nadie. Cada día que pasaba mi amor por ti iba creciendo hasta el punto de que no puedo vivir sin tu sonrisa, sin verte cada día, sin nuestras miradas que se cruzan.
Solo tu puedes hacer que me olvide de todo, que me evada del mundo y que viva cada día en una nube. Me haces sentir que soy mejor persona y que nada podrá romper el amor que siento hacia ti. MI corazón tiene dueño, junto con mis labios, TÚ eres el único dueño.

otoño


Era otoño las hojas se iban cayendo, poco a poco el frío iba entrando por nuestros cuerpos.
Hace por lo menos dos horas que debería estar en casa pero no me importa la bronca que me va a echar mi madre. Llevo esperando esto tanto tiempo que no quiero que acabe, he ido detrás de este chico tres años y por fin le tengo entre mis manos, es mío, y de nadie más.
Tiene las mejillas sonrojadas probablemente por el frío, llevamos como diez minutos mirandonos sin decir nada, no hace falta, sus ojos trasmiten lo que siente, me quiere y él sabe que le quiero. Se acerca lentamente, noto su respiración tan cerca que me estremezco, se rie y sigue acercandose, me agarra de la cintura y me susurra al oído un te quiero tan suave que flota en el aire otoñal.
Me mira y sin decir nada más me besa, nunca había probado unos labios como los suyos, saben tan bien, que no sé ni como expresarlo. Aquel beso dura apenas unos segundos, pero me parecen horas. Tan rápido como deja de besarme me abraza, su tacto es tan suave, huele tan bien, sin darme cuenta me enamoré de la perfección, pero ¿cómo un chico tan increible como él se ha podido fijar en una chica tan normal como yo? Sin dudarlo es la mejor estación de mi vida.
holisss aki yop de nuevo aki hay varios relatos que me encantan de wambien bueno de wambien exactamente no pero es de las waperas disfrutenlos tanto como yo :D


 "KALIA"

La nieve que caía desde el alto cielo de los dioses me estaba helando los pies. Seguía avanzando entre los bosques para encontrar refugio, pero solo veía árboles secos y viejos. Ningún animal andaba cerca. Ningún maldito sonido que me indicara algo, solo oía el pesado sonido de mi respiración mientras me ponía nerviosa.
Tenía que encontrar ya la salida de ese lugar. Todo me resul­taba familiar, pero no sabía por qué. Me detuve un instante para descansar. El frío entraba por mi piel y se me quedaba pegado en los huesos. Levanté mi mano izquierda e intenté unir mi dedo pulgar con el meñique, no lo conseguí. Me quité los zapatos mojados y me miré los pies, empezaban a ser morados. Averigüé fácilmente que sufría una hipotermia. Me quedaba poco tiempo de vida, pero no sabía cuánto.
Dejé los zapatos húmedos en el suelo, y me di cuenta de que aguantaría menos con ellos y seguí caminando dejándolos atrás. Un paso, otro paso. Cada vez iba más lento.
Estornudé, y al hacerlo, mi cabeza se agachó rápidamente y me empezó a doler más la frente de lo que me dolía desde hace un buen rato. Quise gritar, pero mi voz no salió de mi boca como esperaba y solo se escapó un suave tartamudeo. Empecé a escuchar un pequeño pitido, una sola nota muy prolongada. Di vueltas a mi alrededor nerviosa, in­tentando buscar de donde procedía, pero no veía nada, ni un solo movimiento. Me di cuenta de que mis propios oídos em­pezaban a fallar, y que me estaban anunciando que pronto llegaría la muerte para quitarme el frío y curarme completa­mente.
Ya no me importaba nada. La idea de morir cada vez se me hacía más tentadora y la única solución. Quería que llegase pronto y que acabara conmigo cuanto antes, para dejar de sufrir. Dejé de tener miedo y me despojé de mi abrigo. Me sorprendí al ver que ya no tiritaba, no notaba el frío. Creo que pude sonreír porque no sentía nada, ni siquiera el pelo sobre mi cara ni la ropa que llevaba. Estiré los brazos y cerré los ojos hacia el cielo nublado, haciéndoles saber a los dioses que estaba preparada para abandonar mi cuerpo y que mi alma pudiese volar libremente tanto en el paraíso como en el submundo. Un rayo de luz apareció, habían captado mi mensaje. Pronto sería libre.
Empecé a pensar que mi espera había terminado. Oí el viento gélido detrás de mí, pero no me rozó. A mi cabeza llegaron recuerdos de cuando era pequeña. Un niña dulce que corría tras de una liebre en una mañana cálida de primavera y su madre la llamaba para que entrase en casa.
Y esa niña creció y llegó el recuerdo de una chica joven que abría uno de sus regalos de cumpleaños que su amiga Madia le hizo con cariño junto una tela y una aguja, haciendo una dulce muñequita de trapo.
Las llamas cálidas de la chimenea de papá calentaban el salón y la cocina. Mamá tan sonriente como siempre mientras relataba historias sobre los dioses y sus batallas. La calidez tan real que sentía.
El calor. Era lo único que no sentía. Estaba oscura y marchita por dentro. Pero en ese momento no me importaba, sabía que yo no era así, por lo que dejé que ese sentimiento me llenara para saber cómo se sentía, y me encontraba mejor que nunca. Seguía preguntándome si había dejado este mundo o si aun estaba en mitad de un campo ne­vado aislado de todo.
Sin darme cuenta, vi que seguía en el bosque y la nieve aun permanecía allí. Mis ojos se lastimaron al ver tanta claridad al mi alrededor. Tras eso, el dolor se fue extendiendo por mi cuerpo. Las nubes se estaban yendo y el sol comenzó a iluminarlo todo. La nieve lucía más blanca de lo que estaba antes. ¿Cuánto tiempo habría estado con los ojos cerrados?
Parecía todo más distinto que antes. Los árboles sin hojas daban miedo, pero con la luz parecían amables. Se veían más cosas lejanas entonces, como las montañas nevadas al fondo del valle.
Decidí seguir caminando, ya que parada me entraría el pánico que estaba a punto de aparecer. Me costaba trabajo pensar y debía por lo menos apartarme del camino por si alguien pasara por allí, que no atropellase mi cuerpo.
Me estaba acercando a un árbol cuando de repente, caí al suelo. Intenté levantarme de la tierra nevada, pero mis piernas no respondían, y mis manos empezaban a fallarme también.
Llegó la hora, me dije a mí misma. El pánico que sentía segundos antes desapareció. Mi cuerpo entero se calmó como el silencio del bosque y me dejé adormecer por los brazos de la oscuridad.